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Mostrando las entradas de 2020

TIET BERNAT

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Ilustración: Alejandro Barbeito Para Alberto Edel León, el Beto Desde que conocí al tío Bernat, el tiet, o quizás deba decir desde que me acuerdo de él, de su aparición en mi vida, siempre me impresionaron sus ocurrencias y sus salidas imprevisibles, que hicieron que yo lo adorara y que algunos dijeran de él “hay que dejarlo correr para el lado que dispara”. La frase se usaba con otro sentido, pero es que si tenía algunas conductas inesperadas, si su humor era cambiante, cambiante hasta el desconcierto, había que buscar en sus años jóvenes, donde precisamente anduvo disparando. Disparando su fusil, y luego disparando de la muerte. El tiet había nacido en un pueblito de Cataluña, no muy lejos de Girona, que sin dudas habrá sido muy distinto entonces que cuando yo lo conocí hace varios veranos. Era de familia pobre y a los dieciocho años saludó a sus padres y rumbeó a Barcelona, con la escuela sin terminar pero sabiendo leer y escribir y, lo más importante, con los rudimentos de un ofici

The Johnny Rivers’ affair

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217 Los días transcurren, algunos los sufren, otros los ven pasar, están los que los cuentan y los que prefieren no mirar el almanaque, hay quienes ya no podrán contarlos (también los que intentamos contarlos, o en lo posible novelarlos), hay nuevos alterados, fastidiados, resignados, indiferentes, desquiciados… Hay de todo y todos esperamos que vuelvan los tiempos de abrazos, contactos y besuqueos.  Tras un tiempo largo –más de lo que pensaba, 217 días, para ser preciso– me propuse volver a este blog. Pero desde mi última incursión las cosas han cambiado y el ánimo general también. Entonces, si voy a aportar algo, que tire para arriba. Porque como decía aquella rumba de Peret, es preferible reír que llorar. A fines de los sesenta se editó en la Argentina un disco de Johnny Rivers –un long-play, tal como se llamaban los hoy rebautizados vinilos–, “Live at the Whisky a Go-Go”, cuya mayor novedad era incluir un tema que ocupaba toda una cara, casi 16 minutos de puro ritmo (una maravilla

El caballito

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Lo que trae la cuarentena... Hace más de un lustro que tengo este blog. Hice grandes planes con él, debidamente pospuestos, al principio con cierta culpa y después simplemente olvidados. Un par de años atrás, su autor (el talentoso amigo Alejandro Barbeito) cargó mi último libro y algunos comentarios publicados sobre éste, y yo renové los votos, o los planes, y descubrí dos cosas: una, mi habilidad para escurrirme de los senderos que yo mismo me trazo, y dos, que ya no me da ninguna culpa. Hoy algo ha cambiado, aunque en el fondo uno sigue siendo el de siempre. Para la historia de la humanidad, algunas semanas de aislamiento hogareño no creo que signifiquen gran cosa, pero tomados de a uno, los humanos empezamos a sentir las consecuencias: a casi todos, de una manera un otra, el encierro nos ha alterado. Ha exacerbado excesos, acentuado manías, reflotado hábitos, incentivado rarezas, acumulado kilos... Están también quienes han reflexionado sobre su vida y a alguno, viejo y querido